En una cabaña aislada en el corazón del bosque, una pareja joven, Emma y Ryan, buscaban escapar de la ciudad y reconectar con la naturaleza. Sin embargo, pronto descubrieron que no estaban solos. Los vecinos, una familia extraña y silenciosa, parecían acecharlos desde las sombras.
Una noche, mientras Emma y Ryan veían una película, escucharon ruidos extraños afuera. Al principio, pensaron que era solo el viento o animales, pero luego escucharon pasos y susurros. La pareja intentó ignorarlo, pero la sensación de ser observados se intensificó.
Al día siguiente, Emma salió a caminar y se encontró con la hija de los vecinos, una niña pálida y callada. La niña la miró con ojos vacíos y desapareció en el bosque. Emma regresó a la cabaña con una sensación de malestar.
Esa noche, los ruidos regresaron, más fuertes y frecuentes. Ryan intentó investigar, pero no encontró nada. La pareja comenzó a sentirse atrapada y acechada.
Una noche, Emma despertó con un grito. La ventana estaba abierta, y en el alféizar había una figura oscura. Ryan la encontró y la cerró, pero la sensación de terror persistió.
Al día siguiente, la pareja decidió irse, pero la niebla los rodeaba, y se perdieron en el bosque. La familia vecina apareció, sus ojos brillando con una luz inhumana. Emma y Ryan corrieron, pero la niebla los envolvía, y las sombras los acechaban.
Nunca se los volvió a ver. La cabaña quedó vacía, pero los rumores decían que en noches de niebla, se podían escuchar gritos y susurros, y que la familia vecina seguía acechando, esperando a sus próximas víctimas.
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