MUSICA DE MIEDO

domingo, 1 de septiembre de 2024

NO ABRAS PUERTAS PROHIBIDAS.

 



Marian y Astrid eran dos hermanas de 12 y 5 años, que vivían con su tía Flor, sus padres habían fallecido en un accidente de autobus, la casa había sido remodelada, llevaban ya dos años viviendo ahí, su tía era buena y nunca se había casado, razón por la cual se esmeraba mucho en cuidarlas.

- Tía ya son dos años que vivimos contigo, aun me parece sentir a mis padres vivos-, dijo triste Marian, mientras Astrid jugaba con sus muñecas en la escalera.

- Si corazón, sé que nunca supliré a tus padres, pero tristemente gracias a su seguro de vida, es que vivimos tranquilas y yo pueda cuidarlas

En tanto Astrid jugaba divertida con sus muñecas, oyó un ligero murmullo en la parte de arriba, subió curiosa y fue a una puerta que estaba clausurada, acercó el oído y solo oía un murmullo y llanto, temerosa bajó con su tía y hermana.

Al acostarse, Astrid le contó a Marian lo que escuchó.

- Imaginas mucho hermanita, sé que extrañas a papá y mamá, pero verás que pronto te sentirás mejor-, se abrazaron y se durmieron

Mas de madrugada, crujían las duelas del piso de madera, unos pies descalzos deambulaban ahí, al llegar a la escalera se detenían y empezaba el sollozo, hasta regresar al cuarto y encerrarse.

La vida seguía su curso, las niñas iban al escuela y su tía las atendía en todo, pero ya muy de madrugada se paraba y llevaba una charola de alimento a esa mujer del cuarto, se la dejaba en el piso y abría con su llave.

- Te traje tu cena hija mía, come, debes tener hambre, en respuesta, salían gruñidos y gemidos de ella, Flor lloraba y acicalaba el pelo de la chica.

- ¿Por qué naciste así, con esos ataques de ira y pánico?, si te llevo al hospital me moriría de verte ahí indefinidamente.

Al terminar de cenar, la chica se volvía a encerrar y Doña Flor se iba a su recámara.

En el desayuno al siguiente día, Astrid le preguntó a Flor:

- Oye tía, ¿Tienes a alguien viviendo en ese cuarto?

Tratando de mantener cordura le respondió:

- No hija, es un cuarto de trebejos; anda, sigue desayunando.

Sin embargo, Astrid seguía con su inquietud, así que más de noche fue al mismo y tocó la puerta.

- Hola ¿Hay alguien ahí?

Solo oyó murmullos y llanto, así como el golpeteo a la puerta, Astrid gritó y se fue a su cuarto, el alboroto causó que Flor despertara y fuera a verlas

- ¿Qué pasa niñas? ¿Todo bien?

- No tía, en es cuarto hay alguien, parece una persona pero no habla.

- No corazón, ese cuarto está vacío, ven vamos, al llegar, tocó la puerta y no se oyó nada.

- Ves Astrid, esa imaginación tuya, vamos a dormir.

Pero era verdad, ahí encerrada estaba Abril, que lloraba y se mecía con su cuerpo, también ella deseaba conocer a la niña.

En la siguiente noche, Astrid fue al cuarto y con lógica pensó que su tía tendría una llave, fue sigilosa a su cuarto y vio en su buró la llave, la tomó y nerviosa, la introdujo en la cerradura.

Al abrir, vio a Abril, la cual estaba sentada en su silla y se peinaba en el espejo, Astrid se acercó despacio y le tocó el hombro, Abril brincó pero al verla se quedó callada.

- Hola, yo soy Astrid ¿y tú?, ¿No puedes hablar?

Abril balbuceó y al mirarla bien, la niña gritó al ver que tenía una deformidad en la cara, el grito despertó a Marian y a Flor que fueron corriendo, al mirarla, Marian también gritó aterrada.

Abril se alocó y bajó rápido las escaleras, Flor le gritó:

- ¡¡Abril, hija ven!! Ellas no te harán nada, son tus primas

- ¿Entonces Abril es tu hija? ¿Y por qué nunca dijiste nada?

- Abril fue producto de una violación, una noche venía a mi casa y ya era muy de noche, en un callejón un hombre con una deformidad en la cara abusó de mí, yo nunca dije nada, oculté mi embarazo hasta que di a luz, al mirarla sacó esa deformidad, los médicos me dijeron que era inoperable, al ir creciendo y viendo su cara, ella se alteró más y más, hasta casi un día querer matarme.

Yo me negué a meterla a un hospital psiquiátrico, preferí ocultarla y así ha crecido

En eso Abril se fue cuchillo en mano sobre Astrid, que corría para no ser alcanzada, Flor la sujetó pero tenía una fuerza desmedida, la golpeó y empezó a correr a las niñas, ambas corrieron a su cuarto y se encerraron.

Abril golpeaba salvajemente la puerta, hasta que la abrió al irse encima de las niñas, Marian de una patada la empujó con fuerza por la ventana, desangrándose por las heridas profundas, muriendo al instante.

Flor subió y miró cómo su hija había muerto, llorando y gritando, llamó a la policía, al llegar, ella confesó todo, como era muy probable que su tía fuera condenada algunos años, localizaron a un tío suyo, el cual aceptó a las niñas.

Quizás no fue el mejor destino de Abril, pero su vida estaba marcada entre la deformidad y la locura generada por lo mismo.

Y recuerda, cuando vayas a una casa desconocida, nunca abras las puertas prohibidas.


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