<<EL PORTAL>> / Lugar; Cinco Saltos - Río Negro - Argentina. Historia de terror real basada en la vivencia de Fernando Diaz. Escrita por Avbocatus El Rincón Paranormal
Cinco Saltos es un núcleo habitacional perteneciente a la provincia de Río Negro en Argentina, el lugar es mejor conocido como <<el pueblo de las brujas>> y es considerado como uno de los lugares más embrujados del pais. Me llamo Fernando y esta es mi historia, una historia donde me enfrente al mal verdadero.
En el año del 96 mis padres sufren un accidente de tráfico, mamá muere como resultado del mismo. Fue una de las épocas más oscuras de mi vida, en donde carecer de mi madre me afecto de sobremanera, si bien Julio (papá) hacia todo lo que podía la ausencia de ella dolía mucho.
No fue fácil entrar a la adolescencia con un dolor a cuesta, y si a esto le sumamos que a los dos años del accidente papá entabla relación con una mujer llamada Debora. Todo lo mencionado fueron ingredientes perfectos para entrar a una etapa de rebeldía total, me sentía muy dolido por dentro, suponía que mi padre no había guardado respeto alguno a la memoria de mamá.
Como les dije me volví un irrespetuoso total, y comencé a juntarme con malas amistades, todo para ocultar y apaciguar el dolor que sentía. Papá decidido a salvarme de ese ambiente, resuelve mudarnos a la localidad de Cinco Saltos, este es el pueblo natal de Débora. Un lugar con poco más de 25.000 habitantes a una hora en auto de la capital de Neuquén, una zona hermosa pero tras esa hermosa fachada que te da a primera impresión, en carne propia supe que existe el más profundo mal.
Se realizó un contrato de locación por seis meses sobre un inmueble ubicado en la periferia del pueblo, al término de dicho plazo tendríamos la opción de compra. Papá y Débora habían apostado todos sus ahorros para iniciar juntos esta nueva etapa.
Al igual que ellos me encontraba muy emocionado suponía que como mi padre yo también podría continuar con mi vida, la nueva casa suponía un nuevo amanecer en mi existencia.
En el 99’ por fin nos trasladamos a Cinco Saltos, la casa era como toda construcción de antaño, ambientes grandes y separados, dicho inmueble se ubicaba por el camino que va al lago Pellegrini.
Con Débora nos encargamos de limpiar las distintas habitaciones mientras tanto papá bajaba nuestras pertenencias. Durante el tiempo en que limpiaba el cuarto que sería mi pieza, por la ventana que daba al patio trasero veo deambular a un anciano andrajoso, hacia pasos cortos con la cabeza agacha mirando el suelo, me quede estático observándolo, hasta que el tipo levanto su rostro y puede apreciar una sonrisa inquietante en su rostro. No sé cómo explicar pero ese sujeto te transmitía algo raro, miedo, repugnancia, a puro instinto corrí fuera del domicilio.
Papá al verme tan alterado me pregunto qué sucedía y solo afirme que había visto un ladrón en el patio trasero. Se llamó a la policía y estos rastrillan la zona pero no encontraron a nadie, antes de marcharse uno de los agentes del orden nos afirmó que no debíamos preocuparnos por los ladrones que en la zona hay cosas peores.
Como aún faltaba mucho por trasladar por unos días nos alojaríamos en casa de los padres de Débora, la casa estaba ubicada en el centro del pueblo. Esa noche me costó dormir una y otra vez se me venía a la mente el viejo que había visto en el patio. Pasaron los días y comencé a tener muchas pesadillas relacionadas con ese hombre, en los sueños lo veía enojado y advirtiéndome que no fuéramos de su casa, que se enojaría y nos haría daño de seguir profanando su lugar. Momentáneamente podía rehusarme ir al inmueble pero tarde o temprano debería ir allí. Tras diez días de labores la casa quedo óptima para habitar.
En la noche de aquel primer día me despierto sobresaltado por la sensación incomoda de sentir que alguien estaba muy cerca de mí, al abrir los ojos el corazón casi explota en mi pecho, asomando por la abertura de la ventana estaba el rostro del viejo, observándome atentamente, inmediatamente grite con todas mis fuerzas. Débora fue la primera en entrar a la habitación y detrás de ella llego papá, aun no me recuperaba del todo cuando nuevamente siento un escalofrió subir por mis vertebras. El viejo, ese anciano que momentos antes lo vi en la ventana ahora estaba detrás de ambos, con una sonrisa burlona entro a puntitas de pies situándose en una esquina del cuarto. Comencé a gritar que estaba allí, pero tanto la novia como mi padre no veían a nadie. El anciano comenzó a gritar y a ordenarme que nos fuéramos de la casa que de quedarnos más tiempo nos haría daño, tal cual cada palabra me decía yo se les transmitía a papá y a Débora. Esta no tuvo mejor idea que burlarse y preguntar en voz alta;
—¿Viejo vos queres que nos vayamos de aquí?
Tres golpes fuertes se escucharon provenir del comedor, e inmediatamente las luces de las casas se apagaron y prendieron incesantemente y algo comenzó a rasguñar la entrada principal. Débora no esperaba una respuesta pero la tuvo igual, esa misma noche dejamos todo allí y nos marchamos a la casa de los padres de Débora, suponía que saliendo de allí todo acabaría pero estaba muy equivocado, lo que habitaba en ese lugar no nos dejaría ir tan fácil. Sin importar que ahora estuviera viviendo en el inmueble de los suegros de mi padre, por las noches el viejo se me aparecía, me despertaba en medio de la oscuridad y ahí se hallaba conmigo, se acercaba hasta mi oreja y repetía una y otra vez: <<Quiero tu alma, quiero tu alma, quiero tu alma>>. Otras veces caminaba erguido alrededor de mi cama con la forma de un cerdo con ojos rojos, el ruido que hacían las pezuñas en el piso es algo que no me olvido más, esa bestia iba de un lado para otro gruñendo para luego golpearme con furia.
Papá y Débora preocupados resuelven ir a ver, en Neuquén, a un sacerdote católico. El cura hablo con ellos primero y luego conmigo. Nuevamente acoto, es raro saben, al ver al padre sentía un odio sin igual, furia por solo observar la cruz y una aversión total a las imágenes de la Virgen y de los santos del templo. El sacerdote de nombre Francisco me hizo una bendición y procede a realizar la señal de la cruz en la frente con agua bendita, cuando el líquido tuvo contacto en mi piel, sentí un ardor indescriptible. Me quemaba bien feo, el sacerdote trago saliva y dijo que necesitaría consultar urgente con dos colegas expertos en casos difíciles. El padre Francisco nos acompañó hasta la puerta de la iglesia y en el momento en que los cuatro nos despedíamos, un hombre con gabardina negra avanzo hacia nosotros y grito; <<¡Es mío cura, no toques lo que me pertenece!>>. Y en un abrir y cerrar de ojos tal cual vino de la nada, desapareció del lugar.
Pasaban las días y todo iba de mal en peor, comencé a tener lagunas mentales, perdía el conocimiento y al recobrar el raciocinio habían pasados horas, hasta días. Durante estos episodios según mis padres actuaba muy raro, me retraía y solo deseaba estar en la casa alquilada. La ayuda tardo pero llego, uno de los expertos que vendría a verme a pedido del padre Francisco provenía de Salta, de un lugar bien al norte de esa provincia, un sacerdote llamado Miguel Ángel. El otro cura en cuestión vivía en Mar de Plata (Bs. As) pero por cuestión de un viaje al extranjero demoraría un poco más en arribar a Cinco Saltos.
Fue un viernes bien temprano que viajamos a Neuquén para arribar a la cita con los curas. Aunque suene descabellado poco antes de llegar al lugar tengo una laguna mental, pero esta laguna mental era distinta a muchas otras padecidas anteriormente en donde no recordaba nada de nada, para que entiendan y se hagan una idea de lo vivido les diré que me hallaba como si fuera un espectador frente a la televisión, podía oír y ver todo pero no podía pronunciar palabras, ni muchos menos controlar mi cuerpo, algo o alguien lo controlaba. Avanzamos por un pasillo largo hasta llegar un cuarto donde había una silla y una cruz de madera en la pared.
Aquel <<Yo>> se sienta en la silla y comienza a tararear una canción. A los pocos minutos entra nuevamente Francisco con el padre Miguel Ángel, este último sin perder tiempo comienza a preguntar, como mencione anteriormente puedo recordar el siguiente dialogo por estar presente de cierta manera.
—Quiero hablar con quien esté ahí, ordeno el padre
—Pues aquí estoy cura, replicaron
—¿Qué eres? ¿un espíritu? ¿un alma en pena? ¿que eres? ¡dime!
.
—¿Eres un demonio?
—Si no me respondes, debo suponer que no eres nadie y no existes
—Tú no me ordenas cura
—¿Acaso no eres muy poderoso?, hace algo para que te crea o no eres capaz de hacerlo
—Miguel ya nos hemos conocido, soy el que se llevó a la india esa hace 25 años, no pudiste conmigo en su momento y menos podrás ahora…
Dicho esto la habitación comenzó a temblar, fue tan fuerte el movimiento que la cruz de la pared se cayó al suelo. Esto fue todo lo que recuerdo de aquel episodio cuando recobre la conciencia estaba rodeado por mis parientes y los padres. Estábamos cansados de no saber a qué nos enfrentábamos. Papá y Débora barajaban la posibilidad de mudarnos a otra provincia pero el padre Miguel Ángel acoto que no serviría de nada; <<Si fuera el caso de una casa embrujada la solución sería ideal ya que el espíritu se queda ahí en el inmueble, pero cuando hay posesión las cosas son muy distintas ya que el espíritu va a donde uno va. Muchacho tendrás que ser fuerte, te eligieron por algo y hay que averiguar que fue>>. Eso fue todo por aquella vez, durante unos días las cosas se mantuvieron calmadas.
Una noche en que cenábamos me desvanezco, en palabras de mis padres me los quede mirando fijamente por varios minutos con media sonrisa en el rostro;
—¡Fer reacciona por favor!, grito desesperada Débora.
—No soy Fernando, y falta poco para que me lo lleve, respondieron.
—¿maldito, por qué no me haces algo a mí?, Grito mi padre
—Julio por el amor de Dios vamos a la iglesia, exclamo la pareja de papá
Con esfuerzo me introdujeron en un vehículo, y una vez adentro todos, los seguros de las puertas por si solos se accionaron, aun sin llave el automóvil encendió y en el instante en que las luces se prendieron una figura oscura emerge de la nada, una imagen grotesca que le sobresalían dos cuernos enormes de la cabeza. Papá cuenta que en ese instante Débora comenzó a gritar y esa <<cosa>> levanto su mano y señala un poste de luz, de improviso el auto salió disparado y choca contra dicho poste. Mis padres vivieron el terror más absoluto, ambos aseguran que jamás tuvieron tanto miedo como en esa noche.
El padre Miguel Ángel al enterarse de los eventos, regaño a mi progenitor; que si bien fue loable su actitud, nunca tuvo que poner a prueba al demonio y el accidente con el auto se debió a eso. Por otro lado el cura me pregunto si estaba dispuesto a soportar el ritual de un exorcismo menor, que de esperar el aval de la iglesia perderíamos un tiempo muy valioso en donde todo podía ocurrir.
Los días avanzaban entre visitas a la iglesia, rezos, misas pero nada parecía funcionar, yo me seguía desvaneciendo y las pocas veces que mantenía la consciencia sentía un gran dolor de cabeza. No obstante una de las tantas noches donde perdía el juicio fue diferente, nuevamente como aquella vez en que tuvimos nuestro primer encuentro con el padre Miguel Ángel, veo pasar todo como si estuviera observando un film. En las visiones pude apreciar al viejo que me molestaba caminando en círculos por la casa alquilaba, caminaba de un lado a otro hasta que de pronto se dirige hacia fuera de la propiedad, a escasos 20 metros del límite del inmueble se hallaba un pozo en el suelo, y en ese hueco el anciano se introducía. Me acerco hasta la fosa y aterrado diviso a unos seres inhumanos, grotescos, deformes, bestias similares a ciertos animales con un toque a personas humanas, absolutamente todos me miraban con una furia sin igual.
Puse al tanto de esto a los sacerdotes como a mis padres, la información sobre el pozo era una pista importante para comprender la razón de todo. Pero en palabras del cura estábamos a contrareloj, por lo visto lo que me atormentaba había atraído a mas demonios para atormentarme y ese pozo constituía un portal al averno. Inmediatamente los padres Francisco y Miguel Ángel organizaron una sesión en la casa que supimos alquilar. Si me preguntan qué sucedió aquel día, pues no recuerdo mucho, en palabras de mis padres sé que me transforme literalmente en alguien más, gritaba con odio, y maldecía con voz ronca a los curas y que en cierto momento por unos meros segundos mi rostro se transfiguro en algo similar al rostro de un cerdo.
Lo que sí puedo recordar con nitidez es que en cierto momento me veía rodeado por una oscuridad total, y las tinieblas se fueron disipando paulatinamente y poco a poco comencé a oír una voz conocida que recitaba una y otra vez hasta el cansancio;
—En nombre del Dios todopoderoso, su divino hijo Jesús, su Madre Santísima la Virgen María, arcángeles y potestades divinas resuelvo toda artimaña y pactos diabólicos…
—Dios Padre lo ordena, váyanse de aquí, la Sangre de Cristo lo ordena, vuelvan a la oscuridad.
Esto se repitió varias veces hasta que siento un ruido tremendo, similar a una bomba de estruendo, y como si me estuviera ahogando resurjo del mar que me ahogaba. Me sentía muy débil pero el padre Miguel Ángel no me dejo descansar aduciendo que era necesario ir hasta el pozo, fuimos los curas, papá y yo hasta detrás de la casa. Efectivamente en el suelo había un pozo sin fondo, era imposible divisar el cimiento del hueco. Los curas comenzaron a rezar y durante el tiempo en que orábamos apareció el anciano que había visto la primera vez que llegue a la casa, el señor sin mediar palabras dio un salto y cayó en el hueco, los cuatro nos miramos y nos persignamos. Mi papá hizo un contrapiso sobre el pozo, y arriba de esto el dibujo de la cruz. Fueron meses difíciles, habíamos perdido el depósito del dinero y Débora dejo de trabajar para estar conmigo acompañándome a cada momento, esto significaba una entrada de dinero menos.
El padre Miguel Ángel antes de volver a Salta nos explicó lo siguiente; <<Uno no se levanta una mañana y te encuentras endemoniado o poseído. Lo mismo ocurre con las cosas. Si se trata de una casa o un edificio, tenemos que preguntar qué es lo que trajo la oscuridad o el mal a este lugar, este pozo es una puerta al infierno, alguien lo realizo como parte de un ritual y dejo abierto un portal. Sólo hay un Dios, y el maligno es una criatura. Él solo puede manipular la materia ya creada, y es bueno en eso. Él vive para infundir miedo y aislamiento en el alma humana. Con la obsesión y la opresión, los demonios están escalando la muralla del castillo pero todavía no han entrado. Pero en la posesión, la entrada ya ha sido derribada>>.
Débora en el calor de la charla pregunto curiosa a que se refería el demonio con aquel episodio ocurrido hace 25 años. El cura respondió; <<Mija en el norte hay reservas indígenas y es costumbre que de muy niñas se casen con el cacique de la tribu, María fue una niña que fue obligada a casarse a los 10 años de edad, el hombre que le toco como esposo era alguien ruin que le hizo muchas cosas malas. Esta muchacha creció con mucho odio y rencor y al llegar a la adolescencia busco en el esoterismo una vía para vengarse, todo salió mal y algo se apodero de ella, por más que intente ayudarla no pude hacer nada y en un descuido de todos la muchacha opto terminar con su existencia en un árbol>>.
Por último el cura regreso a su provincia, nosotros nos mudamos de Cinco Saltos, y reanudamos nuestras vidas, sobre la casa en cuestión no quiero ni deseo saber nada sobre ella, pobre de aquella gente que llegue habitar ahí y se atreva abrir el pozo que tapamos. Sin dudas el pueblo de las brujas como es conocido Cinco Saltos hace gala a su nombre, imagino y creo que alguien hizo un conjuro para abrir una puerta al infierno. A modo de reflexión final resta decir que en este mundo el mal acecha entre las sombras más oscuras y en los lugares más comunes, y de las maneras menos impensadas se manifiesta…
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