Esta historia la relata Martín, un señor que durante su infancia vivió en una casa del barrio Villa Alcira, muy cercano a uno de los cementerios de Monteros. "Una noche escuchamos llorar a mi sobrina, que por ese entonces tenía algunos meses de vida, yo era un niño aún, habré tenido 7 u 8 años. El llanto de aquella beba fue tan intenso que nos hizo despertar a todos en nuestra casa, más nos sorprendimos cuando mi hermana comenzó a gritar desesperadamente, que su hija no estaba por ningún lado de la habitación. Encendimos las luces de toda la casa, se la escuchaba llorar dentro de la habitación, pero no se la veía por ningún lado, recuerdo que atiné a buscar debajo de la cuna, como era muy pequeño me pude introducir con facilidad debajo de aquel mueble, y estaba ahí, podía verla, en un rincón contra la pared, quise extender mi mano para poder tomarla, pero una fuerza extraña no me dejaba, incluso sentí como que algo me apretaba muy fuertemente por la espalda y el brazo, tanto que empecé a gritar y a pedir ayuda, en todo eso, la beba no paraba de llorar. Luego escuché a mi hermana gritar "soltá a mi hija", "a mi hija no te la llevas" hasta que empecé a sentir un alivio en el cuerpo, recobré las fuerzas y pude sacar a la niña de allí abajo y entregársela a mi hermana. Mi abuela sabía decir que el duende se la quiso llevar porque no estaba bautizada aún. Al día siguiente mi hermana de fue hacia la iglesia y habló acerca de este suceso con un cura, quien le dio su bendición, por suerte este fenómeno no se volvió a repetir más". (Relato real)
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