NOCHE DE BRUJAS



𝑫𝒆𝒓𝒆𝒄𝒉𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓 : 𝑨𝒍𝒆𝒙 𝑴𝒐𝒓𝒂𝒍𝒆𝒙 𝑮𝒐̀𝒎𝒆𝒛.

Era el día de los brujitos o de Halloween como le dicen en otros lugares del mundo, estoy en mi casa solo, no quiero saber de festividad, ni de niños pidiendo dulces, soy lo que se dice un hombre amargado, desde la 6 pm empezaron los cánticos y el ir y venir de pequeños con la intención que les de un caramelo, en mi sala me tomo una cerveza esperando que aquella ruidosa noche termine, cada momento es la misma rutina, son las doce en punto afuera escucho una gritería, los niños no piden dulces, los niños piden ayuda, no se que pensar puede ser un juego para obligarme a abrir, los gritos se sienten tan reales que sin más voy y abro la puerta principal, es un niño y una niña, su disfraz es de sacerdote y monja respectivamente, al abrir me dicen que por favor los ayude, no me da tiempo de preguntar que les pasa, un hombre grande con una capa negra llega persiguiéndolos , parece algo así como un monje, los pequeños se olvidan de mi y corren a otro lado, el hombre me mira con una sonrisa macabra, tan es así que me hace subir un escalofrío por mi espalda, su cara está desfigurada, parecía que no tuviese sino media cara, los niños corren y el sale detrás, olvido la cara de aquel hombre o el disfraz, por primera vez sonrió en la noche y pienso que buena actuación, algo se hace extraño al ver el hombre perseguir los niños, no camina por el piso, va levitando a unos 10 centímetros del suelo, esto se me hace algo imposible de que sea un simple disfraz, así que lo encaro para que deje en paz los niños, el vuelve su mirada frente a mi, un ramalazo de calor me golpea de frente y voy a caer al suelo.

Despierto y me siento en un cuerpo que no es el mío, miro mis manos y mis pies, soy aquel que perseguía los niños, soy yo ahora el que los persigue, ellos gritan muertos de miedo, ese miedo que ellos emanan me llenan de regocijo, van por mi cuerpo brindándome un placer antes no conocido, quiero detenerme y dejar de atormentar esos niños, pero nada puedo hacer, no soy dueño de mis movimientos y mis actos, siento eso que esta dentro de mi que quiere atraparlos para robar sus almas, no puede ser, pienso, intento pelear contra mi cuerpo, creo lograrlo a medias, por que eso da un gruñido de rabia, a pesar que está dentro de mi cuerpo lo escucho y me llevo las manos a los oídos, pierdo el equilibrio y caigo, al parecer es algo que el no esperaba, por que lo veo salir de mi cuerpo y seguir a los niños, también yo corro tras el gritándole que se detenga o llamo la policía.

Todo en esa noche era extraño y misterioso, lo que no puedo explicar es por qué no era capaz de alcanzar los niños, ellos corrían pero el era mucho más rápido, pero por más que corría no era capaz de dar con ellos, solo cuando estuvo en mi cuerpo estuvo a punto de alcanzarlos, en un momento dado los niños se encuentran con dos adultos al parecer sus padres, muertos del susto se tiran en sus brazos diciendo que los persiguen y quieren hacerles daño, pero eso que los persigue y que yo persigo desaparece, solo estoy yo tras los niños, los padres con cara de pocos amigos, me encaran y quieren golpearme, pero los mismos niños dicen que no soy yo ; yo quería defenderlos, esa noche varios niños hablaron del mismo hombre que los había perseguido, hubieron varias quejas en la jefatura de policía, ningún adulto pudo verlos a parte de mi ; mi declaración fue la única recibida por una persona que no fuera un niño, pero por la cara de los policías, entendí que no me creían, ni a mi, ni a los niños.

Cada noche de brujitas estoy fuera de mi casa, con mi canasta llena de dulces para darle a los pequeños y siempre muy atento, por si aquel personaje quiere robar sus almas, yo estaré presto para detenerlo, no se el porqué, pero entiendo que solo yo puedo verlo aparte de los niños.

MORALEX

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